Monachil Geografic

UNA REVISTA DE HISTORIAS DE MONACHIL

Historia de la Escalada en Los Cahorros de Monachil

Escalada en Monachil

El desfiladero de los Cahorros, a lo largo de los tiempos, ha debido ser  un lugar que haya dejado atónitas a todas las personas que hayan intentado adentrarse en él en  busca de sus misterios.  Muchos han  tenido que ser los  aventureros que hayan soñado con escalar sus afiladas y verticales paredes al cabo de los años. Sin embargo la historia de la escalada en los Cahorros de Monachil  se desarrolla muy paulatinamente aunque sus  inicios  resultan muy tempranos  en comparación al desarrollo de  la escalada en el resto de la provincia  de Granada e incluso de la Península. 

Se tiene constancia que en la década de los 40`s escaladores del Club de Montaña Penibético abren la primera vía de largos de los Cahorros: “La Chimenea de la Hiedra”, que graduaron como dificultad V grado. Por aquel entonces la graduación de dificultad se basaba en graduación de Wenzelbach, que cota la dificultad entre I y VI grado, limitando la progresión al uso de pies y manos (apenas unas cuerdas para asegurar lo que se podía). En aquel momento, el sexto grado era el límite absoluto: no cabía imaginar mayor dificultad.

En los años 50´s aparece el concepto de escalada artificial, donde a través de seguros (muy rudimentarios en aquella época) el escalador se “sostenía de ellos para avanzar”. No es una escalada de fuerza, ni una escalada donde los seguros se usen para una eventual caída, sino que se hace uso de ellos continuamente (como si estuvieras creando una escalera en la pared para ascender). De esta forma surge también una graduación de dificultad en escalada artificial que a día de hoy va entre A1 a A6, siendo A1 la escalada artificial más sencilla

"La Escalada Artificial permitió empezar a escalar paredes que antes parecían imposibles"

Escuela de Escalada de los Cahorros

Ello permitió empezar a escalar paredes que antes parecían imposibles. Así de nuevo en Los Cahorros, un 15 de septiembre de 1955 se abre la famosa Vía Directa de las Eras, graduada de V y A1. En esta década se escala también la Vía de el Palo que había sido comenzada aunque sin éxito en los 40´s y que no pudo ser terminada hasta el 10 de agosto de 1958.

A estas zonas de escalada, en la actualidad,  se las conoce como “Escuelas de Escalada”. De esta forma se habla de la escuela de los Cahorros, de Alfacar, de Moclín, etc. Este es un término antiguo que habla del significado de lo que estas zonas suponían para los montañeros:  iban a practicar, como un mero entrenamiento previo al ascenso de paredes de alta montaña. Por eso, a este tipo de actividad  que se practica en zonas rocosas de baja y media montaña se les denomina «escuelas».

En los años 60´s Granada vive una revolución con la creación de la sección andaluza de la Escuela Nacional de Alta Montaña, un hecho crucial que hará avanzar con renovado impulso la escalada en roca durante los próximos años. 

De esta década de los años sesenta datan aperturas imponentes como el espolón del Palo en los Cahorros a cargo de José Ruiz, que fue el primer A2 de la provincia, y  otras vías míticas como Extraplomos en la cara norte del Veleta (primer VI grado). Se sigue avanzando  también liberando vías de dificultad A3 y algunas míticas como el Faraón.

A finales de los años 70´s surge la completa revolución con un cambio conceptual en modo de escalar: comienza a imponerse el concepto anglosajón de “Escalada Libre”, es decir la escalada que hoy conocemos. Escalada donde uno “escala por sus propios medios” y los seguros que se ponen en la pared solo sirven por si sufre una caída, pero “no te debes ayudar de ellos para progresar por la pared”. Un joven y motivado Nacho Martín, que por aquella época estudia en Inglaterra, es quien trae a Granada no solo revistas con imágenes de asombrosos escaladores sino algo todavía más importante:  un manojo de fisureros y esos famosos empotradores de levas que hoy conocemos como «friends», que resultan ser la evolución de  todos esos procesos que llevaban décadas gestándose. A su vez,  llegan de los primeros «pies de gato» y se confirma  que nos encontramos ante un cambio radical y definitivo. Los escaladores más punteros de la época como Antonio José Herrera y Manuel del Castillo se lanzan a “liberar” algunas de las vías de escalada más difíciles de los Cahorros y  a resolver pasos cada vez más duros y secciones más complicadas. Liberar la vía significa  poder conseguir escalar esas  mismas vías,  que antes se hacían en artificial (ayudándote de los seguros que ponías a modo de escaleras), con tu propia fuerza y técnica utilizando los seguros exclusivamente  para protección en caso de caída.

"La aparición de la Escalada Libre fue el inicio de lo que hoy entendemos como escalada en términos generales"

El Grados de Escalada en los Cahorros

A día de hoy se dice que la Escuela de Escalada de los Cahorros es una de las más difíciles de España. Esto se debe a que se empezó a escalar muy pronto, cuando el grado máximo de dificultad estaba catalogado en  VI grado. Cuando los escaladores empezaron a liberar vías muy por encima de ese grado de dificultad, no existía posibilidad de graduar por encima de él ya que no existía otro más alto al ser el máximo establecido en aquella época.

De esta forma, todavía sin conocer vías por encima del grado VI, Antonio José Herrera se vio obligado a reajustar el total de los grados de los Cahorros a fin de poderle dar cabida a esas nuevas paredes que estaban escalando y que supuestamente era imposible que pasaran del máximo grado conocido. Así que  algunas vías,  que ya se habían graduado como V o VI,  se bajaron de nivel a V, IV o incluso menos, para poder llamar VI a esas vías realmente  más difíciles que estaban escalando.  Hacia la mitad de los años 80´s es cuando los escaladores granadinos descubren  que sus colegas franceses, ante el mismo problema,  han regraduado la histórica escala de grados de dificultad. Se rompe la barrera del VI grado y se da vía libre a escaladas de mayor dificultad. Para ello se abren graduaciones a, b y c para cada paso de grado, es decir 6a, 6b, 6c, 7a, 7b, 7c, 8a, 8b, 8c, etc. Sin embargo las vías “antiguas” de  Los Cahorros  no se regraduaron y permanecieron con la clasificación de grado que habían recibido  inicialmente. De ahí que en la actualidad haya famosas vías como «los lagañosos» de la que se dice en la zona  que constituye el V grado más difícil de España, ya que en realidad puede ser como un 6b;  una graduación muy por encima del nivel de principiante que en la actualidad se deriva de V. 

Siguiendo con la historia, será en 1986 cuando aparezca la revolución de los primeros taladros para perforar la pared y permitir instalar seguros fijos (parabolts).  Este hecho  modifica totalmente la dinámica de escalada porque estos parbolts son muy seguros, prácticamente irrompibles para la mentalidad de un escalador y muy distintos al tipo de seguros que se venían utilizando años atrás (empotradores, fisureros, etc) que podían saltar en cualquier caída haciendo que el escalador sufriera en muchas ocasiones daños severos. Así nace lo que se conoce hoy como “Escalada Deportiva”, convirtiéndose en una disciplina independiente dentro de los deportes de montaña. Una escalada más segura, donde las vías quedan marcadas en la pared por estas líneas de parbolts que las surcan y donde en la parte superior hay instalaciones fijas para descolgarse o seguir progresando (reuniones).

En el 1982 surge de repente toda una nueva horda de jovencísimos y motivados escaladores todos ellos con edades comprendidas entre catorce y dieciocho años a quienes los escaladores clásicos empiezan a llamar con cierto desdén «Cahorreros». Algunos de estos Cahorreros, apadrinados por Antonio José Herrera, iban a ser sin embargo quienes protagonizarían la nueva revolución vertical en Granada, escalando nuevas vías de dificultad creciente.

Esta progresión ha sido ascendente hasta nuestros días y actualmente existen vías en los Cahorros con graduaciones 8a+(Kill de King y Deltoya Natural) , 8b+ (Extremaunción y El orgasmo de Satán) y 8c (Hellraiser), entre otras muchas vías de este tipo de graduación que surcan las inigualables paredes del desfiladero de los Cahorros.

Pasear por el fondo del valle y ver las minúsculas siluetas de aguerridos escaladores peleando con desplomes, diedros y placas se ha convertido en algo cotidiano que ha pasado a formar parte del paisaje habitual del los Cahorros. 

 

Miguel Stuyk. Monachil 2025

 

Bibliografía y Agradecimientos

Toda la información técnica ha sido extraída del prólogo de la Guía de Escalada Deportiva de Granada 2023. Javier Morales y José Manceras, Man

 

Fotos antiguas extraídas del mismo modo de la Guía de Escalada Deportiva de Granada 2023. Pablo Gómez, Colección Antonio José Herrera, Estrella Martos y David Munilla

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